“Gracias Clínica
Hospital San José de Navojoa… Por
Desgraciarme, Incapacitarme y Ahora… MATARME”
El SOL...
Por: Federico Lagarda Ibarra
El
Objetivo Regional.- Después de tres años de sufrimiento extremo
y de “docenas” de operaciones quirúrgicas, falleció en días pasados, víctima de
una “negligencia médica”, el excelente amigo y mejor persona, José Regino Félix
Morales… “Compadre Federico, al
final de cuentas ese abusivo Hospital San José, terminará por llevarme al
panteón, por lo pronto, como usted puede observarlo, me desgració el resto de
mi vida”, fue la conversación más recurrente que Regino Félix sostuvo con este
reportero… Recordándonos lo
publicado en este mismo espacio en el mes de Septiembre del 2013 (El
Objetivo Regional No. 256) y que a la
letra dice: de verdad que es reconfortante (y al mismo tiempo nos
estimula a seguir adelante) cuando por
alguna razón nos “damos cuenta” de que los comentarios vertidos en ésta
“columnilla” de “algo” han servido a uno que otro lector de este medio
informativo… Como es el caso del
amigo y compadre, José Regino Félix Morales, mismo que, coincidió con “mi”
humilde opinión en el sentido de
que, “si por desgracia sufriera un accidente y en mi
inconciencia pudiera escoger, ténganlo por seguro que mejor preferiría que me
dejaran morir con dignidad antes de tener que soportar cualquier tipo de
atención médica en la
Clínica Hospital San José de Navojoa”… Motivándolo a “ventilar” públicamente su calvario y horror que vivió y
“sigue viviendo” gracias a “esa” (también denominada por la vox populi): “Clínica
de la Muerte ”…
A continuación transcribimos
textualmente el escrito de denuncia que el “sobreviviente” (hasta ese
momento) Regino Félix nos hizo llegar a
nuestra redacción y que a la letra dice:
“Hoy Cuento Mi Historia”… Todo inició por una piedrita en mi conducto urinario… En el mes de Junio del 2012, llegué a la Clínica Hospital
San José de Navojoa, con un cuadro de retención de líquidos y detección de
cálculo en el riñón (litiasis), con
deshidratación y malestar general, internándome por la tarde noche, me atendió
el Dr. Pedro Ríos Garay, me internó y me pasaron al cuarto ya que era candidato
a operación para retirar el cálculo que estaba causando el dolor.
José Regino Félix Morales, con el reportero Federico Lagarda I. |
Al día siguiente, el Dr. Jesús Félix (urólogo), se trasladó desde Ciudad Obregón para
intervenirme, me hizo dos
operaciones, la primera fue por la uretra, desconociendo el nombre de esa
operación pero por ahí retirarían el cálculo, pero la operación fue un fracaso,
volviéndome a intervenir al día siguiente pero ya me abrieron por el abdomen,
todo salió bien (según el doctor) y
esperábamos resultados buenos, ese día bajo medicamentos me sentía regularmente
bien según era por la anestesia y la intervención, al día siguiente tuve
malestar general, diarrea con sangre, temperatura alta e hipo, preguntando que
si, así me iba a mi casa, pero como la operación (según los doctores) había salido bien me dieron de alta.
Me fui a mi casa pero no me sentía nada bien, todo el
día tuve temperatura y el hipo seguía y seguía, no podía probar comida, ni
olerla, sólo quería dormir y que se me quitara el hipo, mi familia no quedó
conforme y me llevaron con nuestro médico familiar el Dr. José María
Ballesteros y el diagnóstico fue deshidratación y que consultara a un médico
internista; buscamos al Dr. Hernán Pérez Pérez y nos consultó en el Sanatorio
Lourdes, donde platicamos sobre la operación que me habían realizado, nos mandó
a sacar placas de estomago urgentes por eso del hipo, temperatura y el
deterioro de mi persona, cuando me sacaron las placas y las vio, nos comentó
que tenía un íleo postoperatorio y estaba afectando fuertemente, que tenía que
poner una sonda naso gástrica para que el aire obstruido saliera; el mismo
doctor Hernán Pérez, se comunicó a la Clínica Hospital San José,
donde habló con el Dr. Gustavo Acosta Gaxiola y le explicó sobre mí y sobre mi
cirugía, y que en base a la operación se me había formado un íleo y me estaba
deteriorando y ocupaba internarme, pero no quiso el Dr. Acosta Gaxiola que
regresara a su clínica, porque como no se cubrió el total de la cuenta que son
30 mil pesos de los casi 70 mil que nos cobraron, pues no quiso dar garantía.
Ya que vio que no me iban a recibir en el Hospital San
José, me internó ahí mismo en el Sanatorio Lourdes y me puso sonda naso
gástrica de donde salieron líquidos retenidos de mi estomago, pero el hipo y mi
deterioro era más severo, me dio 12 horas para ver cómo reaccionaba y me mandó
a sacar otra placa, cuál fue la sorpresa que ocupaba otra operación por lo
abultado de mi abdomen (íleo), y como ya no se contaba
con más dinero para pagarla, se buscó la manera o alternativa del Seguro Social
y gracias a Dios lo obtuvimos… Me
trasladaron al IMSS y me atendieron rápido, me operaron y cuál fue también la
sorpresa que tenía perforado el colon y con ello una septicemia de material
fecal y pus, en la operación me habían cortado el 70% del intestino grueso,
estaba en estado muy grave, con contarles que no me querían pasar a Ciudad
Obregón porque mi estado de salud era completamente devastador, pero si quería
tener otra oportunidad de vida en serio que necesitaba el traslado.
Mi familia y
amigos se movieron para conseguir el traslado y ambulancia, el cual se logró
gracias al comandante de bomberos, Juan Manuel Ramírez, quien nos hizo el favor
de hacer el traslado con unidad de cuidados intensivos a Ciudad Obregón y a la
enfermera Julia Gama Hernández, jefa de enfermeras del IMSS, que nos consiguió
el tanque de oxígeno.
Ya me esperaban en la UMAE (Unidad Médica de Alta Especialidad), al llegar me dieron sólo horas para el
deceso, eso cuenta mi familia y doctores, pero me aferré a la vida, luchando
como un guerrero.
Estuve 20 días en coma en cuidados intensivos en la UMAE , en estado de grave a
muy grave, sin dar esperanza a mi familia, donde pasaba a quirófano cada 24
horas hasta que me pusieron el sistema VAC, sólo conectado a una máquina que
mantenía mi cuerpo, evolucionando con los días. Saliendo de ahí casi al mes,
agradeciendo infinitamente al Dr. Miguel Ángel Rivera y a sus colegas,
pasándome a hospital con abdomen abierto, sin movimiento, con escaras,
hinchazón de cuerpo, con daños en mi memoria y psicológicos, con un peso de 55 kilogramos , en
puro hueso y sin poder hablar, pero volví a nacer.
A los 15 días me operaron para cerrar mi abdomen,
dejándome colostomía por más de 8 meses, llegué a mi Navojoa siendo sólo un
bulto y engarrotado, con terapias y el apoyo de mi familia empecé a tener
movimiento en mis manos y en mis pies, tomaba terapia de lenguaje pero perdí
mucho movimiento del lado derecho de mi cuerpo.
Empecé a moverme para los lados primero, después
aprendí a sentarme, a expresarme con los ojos y hablar un poco más fuerte,
después me senté en mi cama y con la donación de una silla de ruedas empecé a
sentarme y hacer ejercicio con los pies, ya era ganancia, comencé a apoyarme en
una andadera y aprendí a caminar de nuevo, en 2 meses de no pararme empecé a
dar mis primeros pasos pero como perdí movilidad de mi parte derecha era más el
batallar… (Cada
15 días voy a consulta a Ciudad Obregón, a realizarme estudios, placas e
internamiento por infecciones).
Me volvieron a intervenir después de 8 meses, donde me
reconectaron mis intestinos, pero me quedó una hernia grande, tengo una fístula
en el abdomen y estoy esperando de nuevo otra operación, y para acabalar, en la
operación que me hicieron en la Clínica
Hospital San José de Navojoa por la uretra me lastimaron la
próstata y el conducto urinario y hoy tengo otro padecimiento.
Pero cómo de una negligencia médica hasta donde
podemos llegar, a perder casi la vida; hoy en estos días estoy atado aún a mi
silla de ruedas y acostado, mi vida cambió totalmente, tengo cansancio físico y
para el resto de mi vida no podré trabajar, no tengo pensión ni nada con que
sostenerme, pero tengo una familia que si en los peores momentos estuvieron
conmigo ahora es lo más valioso que tengo…
Tengo más de un año y medio
con mi situación angustiante para mí y mi familia, el batallar para ir hasta
Ciudad Obregón a consulta cada semana o cada 15 días a realizarme estudios,
tengo traumas a los piquetes porque mis venas están muy delgadas, incertidumbre
por los gastos de mi familia cuando me operen de nuevo (comidas, agua, camiones,
hospedaje), y por todo este calvario…
“Gracias Clínica Hospital San José de
Navojoa, por dejarme desgraciado e incapacitado como estoy ahora”, finalizó
diciendo José Regino Félix Morales, “sobreviviente” (hasta ese momento) de la también nombrada por la vox populi:
“Clínica de la Muerte ”…
Sólo faltándole agregar a nuestro apreciado
amigo Regino: “gracias méndiga Clínica Hospital San José de Navojoa, por
finalmente MATARME”…
No hay comentarios:
Publicar un comentario